política. Hace un año los principales medios estadounidenses debatían sobre la posibilidad de que Donald Trump pudiese llegar a ser el candidato republicano a la Casa Blanca. Algunas encuestas apenas le otorgaban un 10% de opciones; otras, las más positivas para el magnate, lo situaban como el primero en la carrera republicana con un 25% de votos y una ligera ventaje frente a sus rivales. Eso sí, los que auguraban su posible victoria lo hacían siempre con muchas reservas.
Doce meses después el Trump candidato ha pasado de posibilidad remota a realidad aplastante. Tal ha sido su superioridad para ser nominado que los dos meses previos a la Convención Republicana de Cleveland han transcurrido como un paseo triunfal en el que todos sus rivales ya se habían retirado de la carrera hacia la nominación.
Pero su holgada victoria no convence a todo el sector republicano, que teme que su extremismo se le vaya de las manos y no sea una alternativa real a la demócrata Hillary Clinton.
Las últimas salidas de tono de Trump están empezando a levantar ampollas entre los más moderados del partido, que no pueden entender como su candidato es capaz de criticar a los padres de un soldado musulmán caído en Iraq, calificar a su rival demócrata de “diablo” o echar a un niño de uno de sus mítines.
La situación de crispación ha alcanzado una envergadura tan elevada que algunas figuras relevantes de los republicanos ya han anunciado que darán su voto a Clinton por su animadversión hacia Trump. El senador por Nueva York Richard Hanna o la consejera delegada de Hewlett Packard, Meg Whitman, que es una destacada donante a las campañas republicanas, son un ejemplo de esta postura.
Ante tal hartazgo, algunos miembros del partido han comenzado a sondear la posibilidad de que Trump se retire como candidato y deje paso a otro perfil más moderado. El reto lo lanzó Obama, (quien probablemente ganaría ahora mismo unas terceras elecciones sin importar el rival), al animar a los republicanos a dejar en la estacada al magnate, porl “no estar preparado para ser presidente de Estados Unidos”.
Pero la pregunta es, ¿existe la posibilidad de que Trump se retire?
Según fuentes de ABC News, algunos funcionarios del partido conservador están explorando la posibilidad de la renuncia de Trump y estarían preparando todos los mecanismos a poner en marcha para encontrar a alguien que cargase con la complicada papeleta de sustituir al magnate, que ha arrasado contra todos sus rivales republicanos.
Para que la posibilidad de sustituir a Trump fuese real, éste tendría que abandonar voluntariamente la carrera electoral, pues no existe ningún protocolo dentro del partido que permita relevar al candidato elegido en contra de su voluntad.
Si la renuncia se produjese, al menos 168 miembros del Comité Nacional Republicano deberían consensuar su sucesor. Ante la dificultad de este proceso, los asesores republicanos aconsejan que, si se ha de producir la renuncia, no sea más tarde de las primeras semanas de septiembre. Si no fuese así, resultaría prácticamente imposible encontrar una persona que le reemplazase y que tuviese el visto bueno de la mayoría de estados para presentar su papeleta en las elecciones de noviembre.
Parece difícil, pero esto es política.
Por:La Vanguardia
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